Desde el Instituto Futuro San Francisco advertieron sobre el alto costo ambiental que tendrá la instalación de la nueva Central de Policía en el predio de la Playa de Estacionamiento «General J. de Arenales».

El proyecto contempla la tala de 49 árboles de más de 60 años, pertenecientes a especies como sófora, algarrobo negro, álamo de Frémont y ciprés común.

“Forman parte del paisaje urbano desde hace décadas. Esta pérdida no es solo estética, es ambiental y social,” expresó Marco Puricelli, concejal e integrante del equipo técnico del Instituto.

El informe, basado en un estudio introductorio pionero en la ciudad, señala consecuencias críticas:

• 98 toneladas de CO₂ serán liberadas a la atmósfera, es decir, el equivalente a las emisiones anuales de 20 autos.
• Se dejarán de producir casi 5 toneladas de oxígeno por año, lo necesario para que 20 personas puedan respirar.
• «Para compensar esta pérdida, se deberían plantar al menos 100 árboles y cuidarlos durante 50 años para igualar la actual captación de carbono», explicó Luciano Stoppani, presidente del Bloque de JxC.

Pero el daño no termina ahí. También se eliminarán servicios ecosistémicos esenciales como la regulación térmica, la filtración del agua, la protección del suelo y el hábitat de biodiversidad urbana.

“El corazón de una ciudad también respira. Reemplazar un espacio verde y estratégico en pleno centro, sin planificación participativa ni medidas efectivas de compensación, afecta directamente la calidad de vida, el comercio y la movilidad urbana,” advirtió la concejala Camila Sol Pérez, quien articuló el informe junto al Instituto.

Desde el Instituto para el Futuro insistieron en que el desarrollo urbano debe considerar no solo lo que se construye, sino también lo que se destruye.