
La profesora de yoga terapéutico, Andrea Comelli lleva más de 30 años acompañando procesos de bienestar a través de esta disciplina milenaria.
“Empecé este caminito hace 31 años, embarazada de mi hijo mayor. Buscaba alivio para el estrés y para un momento de vida que era difícil”, cuenta Andrea, quien hoy dedica su vida a transmitir los beneficios del yoga. “Para mí fue una salvación. Me ayudó a renovarme, a aceptar lo inesperado, y a mejorar mi calidad de vida con herramientas concretas”.
Andrea dirige “Canal Instrumentos”, un espacio para quienes necesitan reencontrarse con su cuerpo, su mente y sus emociones. En sus clases, propone una fórmula sencilla y poderosa: comenzar soltando tensiones, activar el cuerpo y luego entrar en una profunda relajación. “Llegamos a un estado alfa, que es profundamente reparador. Liberamos el estrés, la ansiedad y nos conectamos con la paz, la certeza, la alegría”.
Además del yoga tradicional adaptado a cada cuerpo y edad, ofrece un sistema más intenso llamado “Yoga y curuntas”, que incluye el uso de cuerdas para trabajar la fuerza, la alineación y la profundidad del movimiento. “Es ideal para quienes ya vienen practicando y quieren ir más allá”.
Lejos de ser un deporte o una gimnasia, Andrea define al yoga como una práctica integral: “La palabra yoga significa unión. Es la unión del cuerpo, la mente, las emociones y el alma. Cuando todo se armoniza, el ser florece”.
Según Comelli, el yoga es para todos: desde niños, adolescentes, hasta adultos mayores. “Sólo hay que adaptarlo. En cada etapa de la vida, es una herramienta poderosa. Los niños aprenden a respirar, a gestionar sus emociones. Los adolescentes que adolecen como pueden, encuentran calma. Y los adultos mayores pueden practicarlo incluso sentados, con elementos de apoyo”.
Cada clase tiene un enfoque distinto: fortalecer el sistema inmunológico, cultivar la gratitud, activar la confianza o simplemente liberar lo que pesa. Al final, siempre hay una meditación o relajación guiada. “Nos lleva a ese estado de calma y paz que todos necesitamos. Podemos hablar mucho del yoga, pero sólo al experimentarlo entendemos su verdadero valor”.
Invita a probar distintas clases, en diversos horarios y con variedad de estilos: “Cada clase es diferente. Algunas más activas, otras más pasivas. Lo importante es darse el permiso de vivir la experiencia. El yoga transforma”.