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Día Mundial de la Concientización del Autismo: la detección temprana es clave para empezar los tratamientos

Día Mundial de la Concientización del Autismo: la detección temprana es clave para empezar los tratamientos

Cuanto antes se comienza con los tratamientos, aumenta la perspectiva de mejorar la calidad de vida de los chicos. Para ello es clave el primer paso: que se detecte. Hoy es el Día Mundial de la Concientización sobre el Autismo y es buen momento para conocer sus distintas características y mejorar su abordaje socioemocional. En este marco, dialogamos con la profesora, Carolina Moya, quien nos explicó todo sobre el tema del autismo.

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«Cuando Iván estaba por cumplir cuatro años, recibió el diagnóstico de Trastorno Generalizado del Desarrollo No Especificado (TGD NE), que es una de las categorías del autismo», cuenta a Con Bienestar Peter Alexander, su papá.

Antes que el nene cumpla los tres años ya había consultado al pediatra «porque exhibía poco lenguaje». No sabía que era una de las características habituales de esta problemática. Sin embargo, la respuesta del médico siempre fue que los varones «demoran en empezar a hablar».

«Considerando que cada persona con Trastorno del Espectro Autista (TEA) es única, diferente y compleja, existen diversos modelos sobre lo que significa el diagnóstico», señala a TN.com.ar el doctor Nicolás Loyacono (M.N. 133.199), médico integrante del Modelo Científico Transdisciplinario TEA-Enfoque Integrador. Entre los criterios para llegar al diagnóstico destaca estos tres:

• Modelo genético: Los síntomas del TEA son resultado de una encefalopatía estática, de origen genético y/o prenatal, congénita e implican un diagnóstico de por vida.

• Modelo de la neurodiversidad: Es el nombre dado a lo que se ve como emergente de una condición de la persona, otra forma de estar en el mundo, otra manera de pensar y sentir, un cerebro diferente.

• Modelo social de la discapacidad: Tiene una mirada compasiva al generar la inclusión de las personas con diagnóstico de TEA, a partir de la consideración apropiada de las dificultades.

Loyacono aporta una cuarta mirada y es que el autismo no es una expresión de genes ni una condición, ni una forma de ser: «Contamos con pruebas contundentes de que existe un grado de inflamación cerebral en personas con este diagnóstico. Ese trastorno inflamatorio cerebral es lo que debe tratarse de inmediato«.

El autismo es un diagnóstico, no un pronóstico

Qué se hace y sobre todo, qué no se hace en relación a los modelos aplicados tienen igual importancia. La elección no es fácil.

«Muchas veces, sabemos que un cambio de comportamiento se hace más notorio cuando hay un problema clínico no descubierto. Por ejemplo, un chico se golpea la cara y así descubrimos que tenía una caries, derivamos al odontólogo y el chico deja de hacerlo. Hay muchísimas patologías clínicas que se descubren por problemas conductuales«, relata Loyacono sobre el Enfoque Integrador.

Los papás de Iván, la historia de vida que contamos para dar cuenta del tema, detallan que hay dos grandes y diferentes líneas de trabajo desde los enfoques terapéuticos: una conductista y otra relacional. «El primer paso es elegir una», afirman.

«Nosotros elegimos la relacional, que sostiene que cada niño es un caso individual en cuanto a sus características y cuyo tratamiento, por lo tanto, también debe ser diseñado de manera específica«, remarca Alexander.

Este modelo se enfoca en el desarrollo socioemocional, construyendo relaciones con los padres y la familia como protagonistas del proceso a través del juego. El potencial de cada chico estará definido solo por sus logros, no por suposiciones previas que los familiares o los profesionales puedan hacer.

«Hoy Iván es un adolescente que irradia alegría. Le gusta la música y adora cantar. Tiene una gran memoria visual, por lo que le encantan los mapas, los carteles, la señalización de tránsito. Continúa exhibiendo inflexibilidad frente a algunas modificaciones de costumbres o rutinas», resume Alexander.

Loyacono, en tanto, insiste en que la familia no debería quedar ante una disyuntiva de si elige un modelo u otro, sino que son los profesionales quienes deben estar formados en diferentes modelos para lograr el mejor proceso terapéutico sobre el paciente y la familia. «De esa manera, se construye un modelo completo, incluyendo todas las variantes, contemplando ante todo los problemas médicos que pueden estar presentes y que son generadores de la inflamación cerebral que se manifiesta como TEA o autismo», concluye.

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