En Esperanza, Eugenia y Vale destacaron en la carrera de parejas del Salado Reis, un desafío de 30 kilómetros que atrajo a más de 130 equipos. Estas amigas demostraron que la perseverancia y la amistad son clave en el ciclismo.

La prueba no fue fácil, con senderos desafiantes y condiciones ventosas. «Fue técnica, con partes de pasto y viento fuerte», comentó Vale, quien valoró la experiencia más allá del resultado. «Terminamos terceras, fue genial compartir esta carrera que es más que competencia, es diversión y compañerismo».

Eugenia, oriunda de Morteros, recordó cómo conoció a Vale en San Francisco hace cuatro años, un encuentro que marcó el inicio de su trayectoria juntas. «Siempre nos llevamos bien y nos complementamos», mencionó Eugenia sobre su amistad y su decisión de competir como equipo.

Ambas ciclistas tienen historias únicas en el deporte. Vale, que comenzó casualmente hace siete años en Morteros, recordó su primer contacto con el ciclismo de montaña en el circuito del Tiro Federal. «Desde entonces,  competií en varias carreras y tuve buenos resultados, como ser dos veces campeona en el Campeonato de Dos Provincias», compartió.

Eugenia, por su parte, resaltó su regreso con grandes objetivos, incluyendo el desafío de los 120 kilómetros en el argentino de La Falda. «Entreno duro y me preparo con disciplina, apoyada por mi equipo y mis entrenadores», dijo Eugenia, destacando el impacto positivo que el ciclismo ha tenido en su vida.

Con su participación en el Salado Reis, Eugenia y Vale no solo brillaron en la pista, sino que también inspiraron a otros a seguir sus pasos en el mundo del ciclismo.