
En medio de un escenario político complejo y de fuertes restricciones económicas, una docena de intendentes de distintos puntos de la provincia se reunieron en el marco del ciclo “Mesa Chica” organizado por Perfil Córdoba.
El encuentro, desarrollado en el Hotel Quinto Centenario, puso sobre la mesa las tensiones que atraviesan los gobiernos locales ante la disminución de fondos nacionales, las expectativas ciudadanas y la inminente campaña para las legislativas de octubre.
El interrogante inicial sobre si los jefes comunales “jugarán” o no en las próximas elecciones fue respondido con ironía y franqueza: “¿Cuánto hay?”, lanzó uno de los presentes. Una frase que sintetizó el sentir común: las arcas municipales están ajustadas y las demandas sociales, en aumento.
Los intendentes coincidieron en que el vínculo con el gobierno nacional es cada vez más distante, y que los municipios han debido cubrir servicios y necesidades que antes dependían del Estado nacional. En ese marco, se multiplicaron los reclamos por mayor autonomía, fondos y reconocimiento al rol central que cumplen en el territorio.
Desde Río Cuarto, Guillermo De Rivas planteó la necesidad de dejar de ser “políticamente correctos” y expresar con claridad que los recortes celebrados por una parte del electorado afectan directamente a la capacidad de respuesta de los municipios. “Se celebra el ajuste, pero después nos piden que resolvamos lo que la Nación ya no cubre”, explicó.
En la misma línea se pronunció Damián Bernarte, intendente de San Francisco, quien afirmó con contundencia:
“Nosotros vamos a jugar el partido. Es impensado no hacerlo, porque acompañamos el proyecto del gobernador, más allá del contexto”.
En un claro gesto de alineamiento con el gobierno provincial, remarcó la importancia de sostener la gestión local frente a un contexto adverso y de tomar postura clara en el escenario político actual.
Además, Bernarte fue protagonista de uno de los momentos más enfáticos del debate, al referirse a la disputa que el municipio mantiene con el Banco Nación por una tasa municipal. Afirmó que, de dejar de recibir esos fondos, la ciudad perdería unos $100 millones mensuales, lo que equivale al costo operativo de servicios esenciales como la Guardia Local de Prevención.
“Es una cuasi extorsión: nos dicen que la tasa es inconstitucional, pero si la bajamos, la siguen pagando. Esto no es una ecuación matemática; no podemos simplemente eliminar un servicio porque Nación decide no pagar”, sostuvo Bernarte.
La frase que lanzó sobre el porcentaje de la tasa –»se parece a San Francisco, pero de California»– aportó algo de humor a un clima cargado de reclamos, pero también dejó entrever la firmeza con la que el municipio defenderá sus recursos.
Al cierre del encuentro, quedó claro que los intendentes atraviesan una etapa compleja: deben equilibrar las exigencias de una ciudadanía cada vez más demandante con recursos escasos y un escenario político donde Nación marca el ritmo, pero son ellos quienes ponen la cara en el territorio.
San Francisco, con un gobierno que sostiene servicios y ampliado programas sociales pese a la caída de transferencias, se presenta como un caso emblemático de gestión decidida. La posición de su intendente marca una línea clara: no solo acompañar al gobierno provincial, sino también visibilizar la carga que hoy llevan los municipios frente a decisiones tomadas desde un centro que, según Bernarte, “no conoce ni entiende al interior del interior”.