
Romina vive en Nueva Zelanda hace siete años y habló sobre lo negativo de dejar Argentina. «Es una felicidad un poco triste», expresó.
Teniendo en cuenta la gran «romantización» de la idea de emigrar, sobre todo por lo que se muestra en las redes sociales, una argentina en Nueva Zelanda habló de «la otra cara» de irse del país.
Romina, que reside en el país asiático hace siete años y es referente de la comunidad argentina, dijo que si bien está «la posibilidad de progresar», lamentó estar «sola del otro lado del mundo».
«Si empezaste de abajo y lo hacés bien, seguro vas a lograr buenos puestos de trabajo. Ha llegado mucha gente y no es fácil conseguir trabajos temporales pero todavía hay mucha oferta», comenzó su relato.
Y amplió: «Los trabajos que realizan los viajeros argentinos son los de cosecha, construcción, restaurantes, hoteles, y esos sueldos te permiten ahorrar si trabajás una buena cantidad de horas».
Sin embargo, manifestó: «Estamos completamente solos del otro lado del mundo. Empezás a conocer gente que está en la misma que vos, comenzas a apoyarte en ellos y se crean vínculos muy fuertes porque son como la familia que no tenemos». En esa línea, dijo que «hay que empezar de cero en otro lugar completamente extraño, y suele ser bastante difícil».
«Duele un poco dejar todo para tener la vida que buscamos», concluyó.