
El domingo 29 de junio comenzó en el espacio cultural Somos Viento el ciclo de cine “La peli que me gusta”, con la proyección de El dependiente, clásico de Leonardo Favio filmado en 1969.
La actividad, de acceso libre y gratuito, se realizará el segundo y cuarto domingo de cada mes e incluye debate posterior, chocolatada caliente y bizcochos. A diferencia de otros ciclos, la selección de películas se construye colectivamente entre los organizadores y el público. “No es el cine de la gente de Somos Viento, es el cine de la gente que va a venir al ciclo”, explicó Meko Pura, uno de los impulsores.
La propuesta se gestó a partir del deseo compartido de varios integrantes del espacio —entre ellos Evelin Ferratto, Ilda Ramello, María Depetris, Alberto Orellano y Tito Cortez— y está coordinada por Meko Pura, licenciado en Artes Audiovisuales, junto a Franco Adamo, estudiante del taller de cine de Javier Mitchell. “Se me hace una linda idea para acercarse más a la gente y que vean otro tipo de pelis y otro tipo de cine”, dijo Adamo, quien eligió El fantástico señor Zorro, de Wes Anderson, para la próxima función, prevista para el 13 de julio.
Meko, que participó de otros ciclos como los organizados en La Casa de Tito y en El Hormiguero (Buenos Aires), destacó que el espíritu del ciclo no es “hacer el aguante”, sino reunir personas interesadas en ver cine y conversar sobre él. “No me hagas el aguante, vení porque te gusta ver cine y charlar sobre cine”, expresó. A su juicio, Somos Viento es un “universo aparte”, donde ocurren cosas que “no suceden en ningún lado”. Esa misma lógica de comunidad y creación se traslada a sus otros proyectos audiovisuales, varios de ellos en distintas etapas de realización.
Actualmente trabaja en dos documentales: uno sobre Tito Lamberti, aún en proceso de edición por falta de financiamiento, y otro sobre la Escuela de Trabajo de San Francisco. Además, desarrolla un largometraje junto a Rubén Gatino, Guillermo Dora y Alica Luz, y experimenta con formatos breves de uno o dos minutos, donde, según explicó, “tiene que aparecer todo en esa escena”.
Meko reivindica la necesidad de contar historias con los recursos disponibles. “No importa cómo. Yo he visto un montón de películas que no están bien realizadas, pero están bien contadas”, afirmó. Para él, lo esencial es tener algo para narrar y animarse a hacerlo. “Si es buena la historia, no importa si la camarita es media pedorra… contala igual”, resumió. Con experiencia en gestión y producción audiovisual, destaca que muchos jóvenes que participan del ciclo también asisten al taller de Mitchell y proyectan continuar su formación en Córdoba o Buenos Aires.
“El deseo es una máquina”, dijo, al describir esa pulsión que mueve a quienes hacen cine desde la pasión. Con ese espíritu, el ciclo “La peli que me gusta” se propone como un espacio donde cada función sea una excusa para mirar, pensar, compartir y, sobre todo, escuchar.