Empieza la 52ª edición de una de las celebraciones más convocantes de Córdoba. Durará 11 días, hasta el lunes 12. Dos personajes históricos evocan su evolución.
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Villa General Belgrano. Susi Schlotzer (62), es uno de los íconos de la Fiesta nacional de la Cerveza de Villa General Belgrano y unas de las figuras más requeridas para fotografiar. Desde hace 36 años, se calza la túnica para encarnar al Monje Negro, personaje que encabeza cada desfile que abre la fiesta.
El frente de la casa de “el Sepi” Liebmann (71) está embanderada con las enseñas de Argentina, Bavaria, Alemania, Polonia y Austria, que concentran los ascendientes europeos suyos y de su esposa Alicia. José Juan Jorge Liebmann es otro emblema: uno de los espichadores históricos, que fue testigo del proceso de crecimiento del evento, desde antes que comenzara. Ellos, junto a otros referentes, sostienen la mística de una celebración que en medio siglo mutó de ser una reunión de pueblo, entre familias con raíces alemanas y centroeuropeas radicadas en esta villa serrana, a convertirse en un megaevento con eco internacional, y uno de los que más gente convoca en Córdoba.
Hoy comienza la 52ª edición de la fiesta, que culminará el lunes 12. Y reunidos por La Voz del Interior, Susi y Sepi evocaron con nostalgia aquellos inicios artesanales, cuando las familias decidieron empezar a reunirse para reconstruir las costumbre festiva germana.
Susi relata que, por casualidad, llegó a transformase en el mítico monje negro de los desfiles de la fiesta. Corría 1979 y se buscaba la forma de atraer más gente. Un nuevo traje llegó desde Alemania para ese personaje, también típico de la Oktoberfest original de Munich. Pero la mujer designada para lucirlo se negó a hacerlo. Susi salió al ruedo de forma improvisada, y ya nunca más se quitó el atuendo.
Sepi se remontó aun más atrás, y recordó encuentros que antecedieron a la fiesta: “Se hacían en la plaza Vélez Sarsfield y entre otras cosas, por unas monedas se podía dar una vuelta en una moto puma segunda serie, que era del electricista del pueblo”. Entre las postales ya extraviadas en el tiempo, evocó la quermés, donde la puntería se probaba con tiro al blanco, rifle de aire o lanzando pelotas para derribar latas.
“Antes era todo nuestro, y sigue siéndolo, pero ahora también se lo brindamos al público, al turismo. Antes se hacía a pulmón. La esencia para mi sigue, lo que pasa es que se comercializó al extremo”, añadió Sepi.
La fiesta se desarrolla durante 11 días consecutivos, hasta el 12 de octubre, en el predio cervecero céntrico, con espectáculos en vivo. Según los días, las entradas costarán 150 y 200 pesos. De lunes a jueves, gratis.
La Voz del Interior