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Mario Vignolo, referente de la medicina forense: «La observación es la madre de la investigación»

Mario Vignolo, referente de la medicina forense: «La observación es la madre de la investigación»

Mario Vignolo se convirtió en un referente de la medicina forense en Argentina. Con más de 35 años de experiencia en el campo, su trayectoria es un testimonio de dedicación y pasión por una especialidad que, en sus inicios, era poco reconocida.

Desde sus primeros pasos como médico rural en Colonia Castelar hasta su rol como director del Hospital Iturraspe, vivió una vida dedicada a la salud y la justicia.

Su formación comenzó en el Hospital Iturraspe, donde se especializó en Medicina Generalista. Posteriormente, amplió sus horizontes al estudiar Medicina Legal en el Consejo Médico de Córdoba, Toxicología en el Hospital de Urgencias, Criminología en la Universidad del Litoral y Psiquiatría en la Universidad Nacional de Córdoba. Esta sólida base le permitió adentrarse en el mundo de la medicina forense, un campo que siempre le había fascinado.

«Desde que era estudiante, sabía que quería ser médico forense», comparte con una sonrisa. Su pasión lo llevó a realizar autopsias en el hospital de clínica, donde llegó a realizar hasta seis al día. Esta experiencia fue fundamental para su desarrollo profesional, ya que le permitió adquirir habilidades prácticas que son esenciales en su trabajo actual.

A lo largo de su carrera, tuvo la oportunidad de viajar por el mundo, participando en más de 300 conferencias internacionales en países como Estados Unidos, España y Portugal. «Cada viaje es una oportunidad de aprender y compartir», dice. «Uno va a enseñar lo que sabe, pero regresa con mucho más conocimiento». Estas experiencias no solo han enriquecido su carrera, sino que también le han permitido forjar amistades duraderas con colegas de diversas partes del mundo.

La medicina forense, es una disciplina que requiere un enfoque multidisciplinario. «No se trata solo de hacer autopsias», explica. «Es examinar abusos sexuales, describir lesiones y determinar la antigüedad de las mismas». Esta complejidad hace que la experiencia sea crucial, y aunque cualquiera puede estudiar medicina legal, ser médico forense implica una capacitación especial que se adquiere con el tiempo.

A medida que se acerca al final de su carrera, no tiene planes de retirarse por completo. «Quiero seguir contribuyendo, ya sea como consultor o escribiendo sobre mis experiencias», dice con entusiasmo. Su deseo de compartir su conocimiento es evidente, y está decidido a dejar un legado en la medicina forense.

En los últimos años, ha observado un aumento alarmante en la violencia en la región. «Cuando comencé en 1992, había un homicidio al año. Hoy, hay más de diez», señala. Este incremento en la violencia ha hecho que su trabajo sea más relevante que nunca, y aunque los suicidios se han mantenido estables, la media de edad de quienes se quitan la vida ha disminuido drásticamente.

También destaca la importancia de la observación en la investigación forense, afirmando que «la observación es la madre de la investigación».

Su enfoque meticuloso y su dedicación a la verdad lo han convertido en una figura respetada en el ámbito judicial, donde su opinión es valorada por fiscales y jueces.

Como cierre a la entrevista, se siente orgulloso de su labor y del respeto que ha ganado entre fiscales y jueces. «Cuando voy a declarar en juicios penales, lo disfruto. Es como dar una clase», dice. Su enfoque colaborativo y su compromiso con la verdad han hecho que su voz sea valorada en el sistema judicial.

«Soy un privilegiado», reflexiona. «He tenido la oportunidad de ver el final de la vida de muchas personas, y eso me ha enseñado que todos terminamos igual, independientemente de nuestra clase social». Esta perspectiva le ha permitido apreciar la vida de una manera única y ha alimentado su pasión por la medicina forense.

A medida que Mario Vignolo continúa su camino, su legado en la medicina forense es innegable.

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