La secretaria de ATSA San Francisco, Gabriela Sidler, cuestionó duramente que en estos tiempos de Pandemia no se realizan los controles en los geriátricos de la ciudad como corresponde. Además aseguró que hay trabajadores que les están pagando mucho menos de lo que indica el convenio.
Cabe destacar que los controles son fundamentales y aun más en tiempos de pandemia, teniendo en cuenta los antecedentes de brotes en otras localidades en este tipo de espacio para los adultos mayores.
A continuación la publicación que realizó Gabriela Sidler:
«Estoy convencida que el protocolo en los geriátricos es necesario para el cuidado de nuestros adultos mayores. Ahora bien, lamentablemente esta situación permite que en muchos de ellos aprovechen la pandemia y la imposibilidad de realizar inspecciones laborales para pagar sueldos miserables. Para que entiendan lo que digo,les comento que nos encontramos con compañeras que por 8 horas les pagan por mes $14.000, esto es trabajo esclavo señores!! . Además quiero que la sociedad sepa que como representante de los trabajadores de la sanidad no puedo ingresar a los geriátricos por el protocolo conocido por todos, el único ente autorizado para realizar el control es la secretaría de salud de la municipalidad y la ordenanza es muy clara en los requisitos de habilitación…. Me pregunto, está todo bien puertas adentro? Cómo defendemos a los trabajadores si no nos permiten hacerlo? Y la seguridad de nuestros abuelos está bien?? Triste realidad e increíble desaprensión de la política local en general, será porque no son relevantes en las urnas….»
Hace poco tiempo ocurrió un caso gravísimo en la región que tuvo repercusión en toda la provincia
Denuncia que encontró a su padre en estado de abandono en un geriátrico cordobés
Ocurrió en la localidad de Porteña. Asegura que lo retiró desnutrido y en grave estado de salud. La encargada del hogar culpó a los familiares que no hicieron caso a sus avisos en el debido tiempo.
«Retirá a tu padre cuanto antes porque se muere». Ese fue el breve llamado que recibió Eliana Gerlero el pasado 30 de mayo. La mujer vive en San Francisco y su padre se encontraba en un geriátrico de la localidad de Porteña desde hacía siete años. El aviso fue alarmante y ella acudió inmediatamente al lugar.
Según sus declaraciones a El Doce, encontró a su papá desnutrido, deshidratado y en un gravísimo estado de salud. «Me encontré con una empleada del geriátrico que se la veía muy dolida, a punto de llorar. Lo vi a mi padre desnudo, solo con una remera, muy flaco y con una herida muy fea en la espalda», detalló Eliana.
Oscar Gerlero tiene 73 años y el 2 de marzo fue intervenido quirúrgicamente por una obstrucción intestinal en San Francisco. Dos semanas después salió del hospital y su familia lo llevó de nuevo a la residencia de Porteña. «Él requería un mínimo cuidado cuando salió de la operación: una alimentación especial y frecuente movilidad, no podía quedar postrado todo el día», explicó su hija.
Fue justo en ese momento que se decreta el aislamiento obligatorio en todo el país a cuasa del coronavirus. La pandemia provocó que la familia no pudiera seguir el día a día del abuelo dentro del establecimiento. Eliana asegura que solo pudo comunicarse por mensajes con su padre, que quiso hacer videollamadas pero nunca lo consiguió, por alguna u otra razón. «Nada me hizo sospechar ni dudar de lo que podía pasar», se arrepintió.
Un detalle no menor es que Oscar no contaba con un servicio de emergencia ni obra social. Y esto complicó las cosas en ese momento. «Desde el geriátrico me ofrecieron encargarse del servicio. Justo fue lo de la pandemia y no podíamos visitarlo, entonces ellos me dijeron que se hacían cargo de todo lo que mi padre necesitaba luego de la cirugía», confirmó la hija.
Después de varias semanas llegó aquel estremecedor llamado. Tras ver el estado de su papá el sábado 30 de mayo, Eliana comenzó los trámites para retirar a Oscar lo antes posible. El lunes siguiente lo llevaron en una ambulancia otra vez hacia San Francisco, donde quedó internado en la Clínica Regional del Este y estuvo muy grave durante 72 horas. «Los médicos le diagnosticaron una desnutrición severa, deshidratación y neumonía por broncoaspiración. Tenía una herida grave en la espalda, lo que demuestra que casi no lo levantaban de la cama ni de la silla de ruedas. Estaba mal alimentado, cuando le dimos de comer se broncoaspiró y se agarró la nuemonía», afirmó la mujer.
Oscar estuvo en estado crítico, con respirador artificial y sin pronósticos alentadores sobre su vida. Con los días se fue recuperando y ahora se encuentra estable, con oxígeno y volvió a alimentarse de a poco. Eliana Gerlero, a través de su abogado, presentó una denuncia penal y otra administrativa a la Municipalidad de Porteña para pedir un informe sobre el geriátrico.
Un cruce de culpas: la explicación desde el geriátrico
María Delgado es la encargada de la residencia. Tomó el control del lugar hace nueve meses, cuando el anterior dueño falleció. Si bien la mujer no quiso prestar declaraciones, El Doce se comunicó con su abogado, Gabriel Oliva, quien dio detalles sobre la versión de Delgado.
«Tras la operación, su familia lo saca del hospital y lo devuelve al geriátrico. No es un postoperatorio sencillo, de hecho él llegó hasta con los puntos en la herida y en estado de convalecencia«, explicó el letrado. «Mi clienta fue quien se encargó de cuidarlos luego de la cirugía», agregó.
Según lo que confiesa el abogado, la dueña del hogar avisó a los familiares que Oscar estaba decayendo en su estado de salud, pero que nadie se hizo cargo en su momento. «Ella llamó a la hija del hombre y le mandó mensajes, nosotros tenemos la constancia de esos avisos», argumentó Gabriel Oliva. La defensa también sostiene que cuenta con la certificación de que la encargada compró por todo lo que necesitaba el hombre.
«Hay que saber dos cuestiones: el geriátrico está habilitado por la Municipalidad de Porteña y la modalidad del hogar sobre el cuidado depende de un servicio de emergencia. Este señor no tenía obra social y eso complica las gestiones para conseguir médicos que lo trataran después de la operación», sostuvo Oliva.
El abogado afirmó que su clienta «avisó en el tiempo oportuno, se hizo cargo y no hubo intención de causarle algún daño a su salud». Hablar de abandono de persona le parece excesivo y remarcó que «nadie fue a visitarlo ni contestó a los avisos de la encargada del lugar».
«Mi clienta cumplió con todo lo que le correspondía, no hubo negligencia ni alguna conducta que la haga responsable a ella», concluyó el defensor, señalando que todo, de ahora en más, quedará en manos de la Justicia.
