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Por qué en Alemania se logra un buen empleo sin ir a la universidad

MADRID.- El 68% de los estudiantes alemanes que cursan Formación Profesional (FP) Dual consiguen empleo, mientras que en España, las trabas administrativas impiden el éxito de ese modelo. ¿Qué está fallando? «En la mayoría de los casos todo depende de la voluntad de un profesor, la responsabilidad de conseguir empresas que quieran formar a los aprendices recae sobre ellos», cuenta Pilar Pineda, investigadora de la Universidad Autónoma de Barcelona y coautora del estudioLa FP Dual en los centros educativos: visiones del profesorado.

Una de las principales conclusiones del informe es la falta de coordinación entre las comunidades autónomas. «No existe una guía única y cada región aplica sus propios criterios. No hay consenso sobre cuestiones básicas como la remuneración de las prácticas», añade Pineda.

El estudio, elaborado con la colaboración de la Alianza para la FP Dual, una red de más de 600 empresas, centros educativos e instituciones impulsada por la Fundación Bertelsmann, la CEOE, la Cámara de Comercio de España y la Fundación Princesa de Girona, analiza los principales frenos para la implantación de la FP Dual en España.

El escenario para la proliferación del programa dual no es idílico. España tiene una de las peores tasas de escolarización en Formación Profesional de todos los países industrializados: solo 12% de los alumnos están matriculados en FP (la media se sitúa en el 26%) y solo el citado 0,4% se beneficia del modelo dual. La falta de empuje por parte de las administraciones públicas es uno de los puntos destacados en el informePanorama de la Educación 2017, de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).

Los países con FP bien asentada son más efectivos contra el desempleo juvenil, según indicaciones de la OCDE y de la Organización Internacional del Trabajo. De hecho, los alumnos de los ciclos formativos tienen 74% de perspectivas de empleo en España frente al 63% de los que estudian secundaria, señala el informe. Durante el curso 2016-2017, casi 24.000 alumnos están cursando FP Dual en España (un crecimiento del 250% con respecto a 2013) en 894 centros educativos y 9916 empresas ofrecen plazas para cursar las prácticas.

¿Qué sucede en los centros públicos? Juan Carlos Amaya es profesor del IES Campanillas de Málaga desde hace 12 años y este es el segundo curso que su centro oferta el Ciclo de desarrollo de aplicaciones web en el formato dual. «Hemos conseguido replicar el modelo alemán, pero no todos los centros tienen esta suerte. Hay muchos institutos en zonas rurales o poco industrializadas que no tienen empresas con las que cerrar acuerdos», explica Amaya.

Otro gran freno a la FP Dual es la interinidad de los profesores. No hay plantillas fijas y a largo plazo es muy complicado dar continuidad a los programas porque hay que mantener el contacto con las empresas y renovar los acuerdos cada año.

Nestlé es una de las firmas implicadas en el lanzamiento de la FP Dual en España y desde el curso 2013-2014 han pasado por sus fábricas y oficinas 191 alumnos, de los que 52 han sido contratados. «En los centros privados el modus operandi está mucho más estructurado y los tutores ya saben lo que tienen que hacer en las empresas. En la pública van a puerta fría a las compañías, muchas veces sin el respaldo del centro», opina Luis Miguel García, director de Recursos Humanos de Nestlé y miembro de la Alianza para la FP Dual.

La distancia entre los institutos y las zonas industriales es otro de los escollos. El IES Andrés Pérez Serrano, en la andaluza Cortes de la Frontera, puso en marcha el Ciclo en aprovechamiento forestal y conservación del medio ambiente en la modalidad dual. Los alumnos deben recorrer 80 kilómetros (40 de ida y 40 de vuelta) para acudir al centro de trabajo, una empresa forestal con sede en la montaña.

También está la polémica en cuanto al tipo de prácticas que los estudiantes hacen en las empresas. Los sindicatos UGT y CCOO alertan del poder que pueden ejercer las compañías en torno a la FP Dual y abogan por un modelo en el que primen los intereses del alumno y no las necesidades de la empresa.

Critican, además, que mientras la FP tradicional no discrimina a ninguno de los alumnos, la FP Dual es «selectiva», ya que son las empresas o los docentes los que deciden qué alumnos pueden sumarse a las prácticas. «Una de nuestras reivindicaciones es poder elegir a los aprendices. Son dos años de relación y queremos asegurarnos de escoger a los que mejor encajan», explica José Vallejo, responsable de expansión de Aldi en España.

Roberto Velasco, de 25 años, tuvo claro al terminar el Bachillerato que no iría a la Universidad. «Con la tasa de desempleo por las nubes, quería abrirme hueco en el mercado cuanto antes. No me veía estudiando cuatro años», dice. En la agencia pública de empleo del Ayuntamiento de Getafe le informaron de un puesto en el supermercado Aldi, ligado a un ciclo de FP Dual de comercio y marketing internacional. Fueron dos años en los que ingresó 500 euros al mes. Ahora es primer asistente de tienda.

La escasa promoción de la FP Dual es otro de los factores que empuja a los estudiantes a decantarse por la FP tradicional. Belén Gutiérrez, de 47 años, decidió que no cursaría la modalidad dual por falta de conocimientos sobre programación. De los 30 alumnos de su clase en un instituto de Málaga, solo 19 pudieron acceder a la dual en el ciclo de desarrollo de aplicaciones web. Ahora reconoce la ventaja competitiva de los colegas que sí se atrevieron.

«No me cargues con este joven que no podré hacer mi trabajo». Esta es una frase frecuente entre los empleados de las empresas que plantean implementar la FP Dual. La orientación profesional en los institutos es otra de las necesidades. «El profesor de Geografía puede analizar el tejido empresarial de la zona; el de Lengua preparar al alumnado para las entrevistas de trabajo con la redacción del currículum; el de Biología enseñar qué tipos de profesiones existen en ese campo. Todo el mundo puede participar y, en un paso posterior, se puede iniciar la coordinación también con empresas», proponen en el informe de IESE y Citi Foundation.ß

Estados Unidos afrontó la recta final de la batalla electoral con un número: 11,2 millones. Son los empleos creados desde que Barack Obama se puso al timón de la mayor potencia económica del planeta, en los días más oscuros de la Gran Recesión. La tasa de desempleo, entre tanto, se redujo a la mitad durante los dos mandatos del demócrata, al 4,9%. Es un registro envidiable entre las economías avanzadas, pero en el detalle refleja que aún queda trabajo por hacer.

El indicador de empleo de octubre sirve de excusa para hacer una radiografía a la situación de la economía. El mes pasado se crearon 161.000 empleos, lo que deja la media de los últimos tres meses a 176.000 nuevos ocupados. Para el conjunto del año asciende a 1,8 millones.

Se mire por donde se mire, la situación es mejor que hace ocho años. La Gran Recesión se llevó por delante 8,7 millones de empleos entre febrero de 2008 y febrero de 2010. De ese total, 4,3 millones se perdieron en los primeros 13 meses de la administración Obama. El proceso de recuperación fue lento y hasta mayo de 2014 no se volvió a la situación previa a la crisis financiera.

«Proclamar que la economía está en declive es pura ficción», comentó el presidente en su último discurso sobre el estado de la Unión, que pronunció en febrero. Obama recurre estos días a una cifra más generosa para defender su legado. Habla de una cifra que supera los 15 millones. En lugar de contar desde el primer día de su presidencia, pone la remontada desde el punto más bajo del mercado laboral.

Entonces trabajaban 129,6 millones de personas, según datos del Departamento de Empleo. Ahora asciende a 144,9 millones. Si se toma esa misma referencia, su logro en materia de empleo es inferior a los 18 millones que creó Ronald Reagan y está aún más lejos de los 23 millones de Bill Clinton. El demócrata machaca el resultado de George Bush, que sumó algo más de ocho millones en sus dos mandatos.

Moderación del empleo

El reloj empezó a contar para Obama el 20 de enero de 2009, aunque para el cálculo se toma como referencia el dato de febrero de ese año. Al ritmo actual, cuando deje el cargo habrá creado cerca de 12 millones de empleos. Técnicamente el final de la recesión está fijado en junio de 2009. Pero pese a esta progresión, el mercado laboral arrastra problemas que tendrá que afrontar el próximo presidente.

La creación de empleo se moderó a una media de 180.000 ocupados este año, frente a los 230.000 del pasado. Se explica porque la economía está teniendo un comportamiento muy irregular y a que el desempleo está muy próximo a una situación de pleno empleo. La Reserva Federal calcula que la economía puede permitirse crear 100.000 empleos al mes para asimilar la entrada de nuevos trabajadores sin elevar el paro.

Pero el problema de fondo es mayor. El desempleo de larga duración afecta a dos millones y hay 5,9 millones que trabajan a tiempo parcial porque no tienen otra opción. La contratación se concentró, además, en ocupaciones con baja remuneración. A estos se suman los 1,7 millones de personas que no buscan empleo de forma activa y que no aparecen en el paro. Eso lleva la tasa de subempleo cerca del 9,5%.

Baja participación

La tasa de participación, en el 62,8%, es la más baja en tres décadas. En parte se explica por factores demográficos como el envejecimiento de la población, pero lo cierto es que la economía tiene difícil asimilar a estas personas que acaban tirando la toalla y que encuentran la manera de llegar a final de mes trabajando en la economía sumergida o porque dependen de sus familias y de subsidios.

Los salarios son aún anémicos y les cuesta ir al ritmo de la inflación, lo que contiene el consumo. Entre 2010 y 2014, el incremento medio de los sueldos fue de solo el 1,9%. El año pasado logró repuntar al 2,6% y en el tercer trimestre se mantuvo en el 2,4%. La diferencia es que los precios están subiendo también más rápido y eso les resta poder adquisitivo. En una situación normal suben un 4%.

El desempleo sigue estando aún medio punto más alto que antes de la crisis, cuando rondaba el 4,4%. Es particularmente alto entre los jóvenes, especialmente entre los negros. Mientras que el 15% de los estadounidenses blancos de entre 16 a 19 años están sin trabajo, en el caso de los afroamericanos se dobla. El patrón es similar en el caso de los hispanos. En el caso de las minorías el problema es estructural.

El mensaje de Donald Trump, de hecho, resuena más entre este grupo que ve con ansia el futuro. Hillary Clinton, por el contrario, se apoyó en el trabajo realizado por Barack Obama para decir que los demócratas están mejor preparados para construir sobre los progresos conseguidos y ofrecer más prosperidad a la clase media. Pero incluso el propio presidente entiende que todo sepa a poco.

La ecuación se complica con el problema de la productividad. En el tercer trimestre repuntó un 3,1%, el primer incremento en un año y el mayor desde 2014. De hecho, la tendencia a largo plazo es bastante pobre, ya que avanza a un 1% de media frente al 2,2% en una situación normal. Esto explica por qué a los Estados Unidos le cuesta tanto crecer cuando se cumple el séptimo año de la recuperación.

La Reserva Federal y los organismos internacionales advierten incluso que lo peor es que no hay signos de aceleración y eso reduce el potencial de crecimiento de la economía, al tiempo que merma el nivel mínimo de vida. El alza de la productividad es clave para una economía vibrante, porque en la teoría permite a las compañías generar más beneficios e invertir esa ganancia en mejores salarios.

En qué consiste la FP Dual

La formación profesional dual o FP Dual es una modalidad de oferta de formación profesional. Consiste en un régimen de alternancia entre el centro educativo y la empresa, con un número de horas o días de estancia, en uno y en otro ámbito, de duración variable. Se considera que, de esta manera, todos los agentes sociales ganan.

La Nación

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