Hace unos días, en la vecina localidad de Frontera ocurrió un violento hecho delictivo que generó mucha indignación. Un delincuente, a punta de pistola, se robó una motocicleta. A consecuencia del robo del vehículo, el malhechor dejó su bicicleta.

En la noche del jueves, pero en la ciudad de San Francisco, también robaron otra moto en barrio Altos del Prado a las 21 horas. Del robo fue víctima una mujer, la cual fue abordada por dos sujetos cuando llegaba a su casa. Este tipo de robos incrementó en los últimos meses, algunos damnificados formulan la denuncia policial y muchos otros no las presentan.

Un mínimo descuido o casi en cualquier horario y lugar los ladrones están actuando para sustraer rodados. Los ofrecimientos de recompensas para obtener el rescate y las publicaciones de imagenes de los robos son cada vez más profusos en las redes sociales.

El mercado negro de las motos robadas

Ante este tipo de hechos surgen las siguientes preguntas:

• ¿La reventa de las motocicletas robadas o el tráfico ilegal de moto partes se controla?
• Los que roban las motos, ¿las venden a cualquier precio?
• ¿Quién compra las motos sustraídas?
• ¿Dónde se desarman y colocan las partes para repuestos?

Para combatir estos tipos de delitos debe realizarse prevención y control, luego de acaecidos la investigación para dar con los autores pero más importante aún es desarmar la cadena de operaciones ilegales que se forma en torno a estos robos.

Los autores de estos robos , son muchas veces adictos a las drogas y lo único que persiguen es reducir su botín inmediatamente y a cualquier precio. Los arrebatos son unos de los hechos más violentos y peligrosos por los potenciales daños físicos en las víctimas. Así también como los más difíciles de prevenir por la policía.