
Conversamos con Marcelo «Chelo» Abburra, un veterano de las bicicletas, y compartió su experiencia sobre este hermoso deporte.
Marcelo recordó sus comienzos en el mundo de las bicicletas. «Yo arranqué en el 96, con un grupo de amigos. Eramos varios chicos, fue una gran camada. Entrenamos todo el año para poder ir hasta el Cerro Champaquí. Y en Noviembre de ese año pudimos realizar esa hazaña«.
«Tuve la suerte de correr muchas carreras en la sierra porque mi familia siempre me apoyó. Mis viejos me llevaban a todas partes. Participé en varios transmontañas, incluso los primeros dos con horquilla rígida. En esa época, era una locura pensar en eso, pero se hacía. ¿Con quién fui al Trasmontañas? Con Cristian Casali, Pablo Novara, un chico de Buenos Aires y una vez hasta con mi esposa. Creo que fueron unas seis veces en total, y cada carrera fue una experiencia increíble. Hasta que, lamentablemente, perdí todos mis datos cuando se me rompió la CPU, pero estimo que corrí alrededor de 200 carreras.»
Sobre que consejo le daría a los mas chicos, dijo: «El consejo que les doy a los mas chicos es que no necesitan tener lo más caro para ser buenos. Hoy en día, para empezar, con una bicicleta que tenga freno de disco hidráulico, una buena frenada y un cambio sencillo es suficiente. No hace falta tener lo último en tecnología. Ahora todo va hacia los monoplatos. Además, uno puede ajustar la bicicleta quitándole los platos que no necesita para hacerla más ligera. Lo importante es entrenar, pedalear y salir a disfrutar.»
Con la vista en el futuro, Marcelo compartió sus expectativas para lo que queda del año: «Este domingo participé en la carrera de Cosquin, que forma parte del circuito Speedbike. Fue una carrera bastante dura, especialmente el Rally de Cosquín. Es el primer año que se realiza este circuito, pero ya es la tercera edición del campeonato.
Anteriormente se celebraron en Pan de Azúcar, y la primera edición, si no me equivoco, fue en Ascochinga. La próxima será en Carlos Paz en octubre, cerrando el año. El circuito fue muy emocionante, con muchas montañas, senderos y subidas rocosas técnicas. Hubo algo para todos los gustos, incluso llegamos hasta la cueva de los pajaritos. Para entrenar la parte técnica de montaña acá en la ciudad, lo que hago es ir a los rulos de la autovía y dedicar una hora o más a practicar. Pero, como se dice, siempre es bueno ir más allá de eso.»