Claudio Moyano atacó en 2002 a Gabriela Pimentel, una niña de 10 años, en la Capital. Cumple reclusión perpetua y reclama la libertad condicional. Dos veces se la negaron.
Hace más de dos décadas, en marzo de 2002, el barrio Villa Urquiza de la ciudad de Córdoba fue escenario de uno de los crímenes más aberrantes de la historia provincial.
Era hallada sin vida Gabriela Soledad Pimentel, una niña de 10 años que había salido durante la noche a comprar pan y cigarrillos a un almacén cercano a su casa. Nunca volvió.
Por el homicidio fue condenado a reclusión perpetua Claudio Ceferino Moyano, de 32 años en ese momento, quien violó y luego mató a Pimentel.