La actividad del árbitro está marcada por ser una de las más insultadas, ante esto Romero señaló que “los argentinos somos reacios a todo aquello que nos haga cumplir una regla u orden”. Igualmente destacó que “el básquet tiene un ambiente mucho más tranquilo que el fútbol”.
De todas formas, recordó una anécdota donde no la pasó para nada bien: “estábamos en una cancha en Río Cuarto cuando se produjo una pelea entre hinchadas, una de ellas local, y suspendimos el partido. En ese momento el problema de la hinchada se trasladó a la cancha, estuvimos escondidos bajo la mesa de control un largo tiempo porque la policía no quería ingresar a ayudarnos”.
Respecto a los errores que un juez pueda llegar a cometer señaló que “aprendimos a pedir disculpas y dar vuelta el fallo”. Además destacó que en la escuela de árbitros se enseña que “el error termina con el error, sino tu mente inconscientemente en el otro aro va a querer compensar”.