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Capacitación policial en armas menos letales y defensa personal: una mirada desde adentro

Capacitación policial en armas menos letales y defensa personal: una mirada desde adentro

Roberto Alesso, docente de la Escuela de Policía de la Provincia de Córdoba y referente en defensa personal policial, compartió en Radio Estación 102.5 su vasta experiencia y mirada sobre la formación de futuros agentes en el uso adecuado de la fuerza y la incorporación de armas menos letales.

Con más de cinco décadas dedicadas al judo y más de 30 años enfocados en la defensa personal, Alesso forma parte del cuerpo docente de la Escuela desde 2009. “Soy el único civil de la provincia de Córdoba que está en esas materias de defensa personal”, señaló con orgullo, destacando también que el centro de capacitación de San Francisco cuenta con tres docentes civiles, lo que considera un avance significativo.

En cuanto a la asignatura de Defensa Personal Policial (DPP), explicó que comienza a dictarse recién en segundo año:

“El primer año no tiene la parte de defensa personal, tiene todo lo que es parte teórica y legal. En segundo y tercer año ya se enseña el uso correcto de la fuerza, técnicas blandas, duras, siempre con control. No es hacer una técnica de romper, sino una técnica de reducción inmediata pero con control”, explicó.

Alesso remarcó que el entrenamiento no se limita a lo físico, sino que implica un trabajo analítico en contextos de alto estrés. “Tienen que ver cómo actúan en binomio, solos, contra armas blancas. Si te llama un vecino porque hay disturbios, no podés actuar solo. Hay que detectar quién lidera el grupo, hacer un control de entorno, analizar la zona”, señaló, haciendo hincapié en que la toma de decisiones debe ser racional y planificada.

Aunque aclaró que no tiene competencia sobre la Guardia Urbana —organismo que depende de la COPEC—, sí pudo brindar precisiones sobre el entrenamiento policial. “Los policías también usan armas menos letales como la BIRNA y la TASER. La BIRNA puede contener gas pimienta o proyectiles de goma, y la TASER descarga electricidad. Ninguna es letal, son herramientas de reducción cuando hay disturbios o agresiones”, detalló.

También insistió en que el uso del arma reglamentaria debe ser extremadamente medido. “Si estoy frente a alguien con un cuchillo, puedo sacar mi arma, pero en posición pasiva, no apuntando. Tenerla desenfundada no es lo mismo que usarla. Todo eso se entrena con los profes de tiro”, afirmó.

Alesso además destacó que la formación policial tambien implica entender la salud mental del ciudadano.

“El policía tiene que analizar a la persona, saber si tiene una adicción, si consume alcohol o drogas. No podés intervenir igual. Si está alterado, tenés que tratar de bajarle el decibel. Preguntar cómo lo podés ayudar, con las manos en posición pasiva. No se puede ir con los puños cerrados, porque eso comunica agresividad”, explicó.

En relación a los procedimientos con personas en crisis o bajo los efectos de sustancias, subrayó: “La ley de salud mental dice que es una persona enferma, y así debe tratarse. No lo puede trasladar la policía por su cuenta, tiene que ser derivado por el sistema de salud pública. Y para reducirlo, se necesitan tres o cuatro personas, no por violencia, sino por seguridad”.

El docente también hizo un llamado a la comprensión por parte de la sociedad:

“A veces la gente no entiende por qué el policía no actúa en medio de una pelea. Si hay diez de un lado y diez del otro, no podés intervenir solo. Se actúa para minimizar riesgos, no solo del agente, sino de terceros”.

Finalmente, remarcó la importancia de visibilizar la complejidad de esta formación: “No es cuestión de hacer una defensa. Las técnicas de reducción deben ser inmediatas, con control, sin romper un brazo. El sistema es mucho más amplio de lo que la gente cree”.

Sus palabras no solo aportan claridad sobre el entrenamiento policial en Córdoba, sino que invitan a la reflexión sobre el rol de los agentes en contextos sociales cada vez más complejos y exigentes.

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