Los integrantes de Curatola y Asociados que opero durante un tiempo en Morteros estafando a varias personas, fueron condenados en un juicio abreviado acusados de liderar una organización que según comprobó la justicia estafó a más de 400 personas por unos 90 millones de dólares, pero la estafa habría ascendido a mas de 300 millones de dólares pertenecientes a unas 7 mil personas, según los 11 mil contratos secuestrados en su momento entre los que se encuentran personalidades de Morteros tentados por la avaricia. A más de diez años de iniciada la investigación por el caso, no ha podido determinarse a dónde fue a parar todo ese dinero que el principal responsable de esta presunta estafa recibió.
En Morteros son muchos los encandilados
La firma «Curatola y Asociados» promocionaba su servicio de «brokers» tentando a posibles inversores a adquirir divisas extranjeras en el mercado Forex con la promesa de importantes retornos monetarios. La firma operó activamente con sucursal en Morteros a partir del 2004, donde captó a numerosos ahorristas que movilizados por la avaricia quedaron encandilados por la fabulosa rentabilidad que le aseguraban iban a obtener.
A pesar que prácticamente desde su instalación en nuestra ciudad, los clientes que había captado en otros lugares no podían realizar sus extracciones, apareciendo los primeros casos en febrero de 2004, meses más tarde la Comisión Nacional de Valores le prohibió seguir ofreciendo negociaciones y el 29 de septiembre fue denunciado por la UIF por lavado, conocidos profesionales, empresarios y hombres de negocios de nuestra ciudad, confiaron ciegamente a quien se presentaba como como uno de los brokers más serios de Latinoamérica apostando fuertes sumas de dinero verde en los paquetes de inversiones que ofrecía Curatola.
Los damnificados de nuestra ciudad se mantuvieron en silencio, como así tampoco nadie presentó denuncias a pesar del millonario monto obtenido en nuestra ciudad por el autor de la estafa más importante que se haya registrado hasta el momento en la historia de la Argentina.
Fueron condenados en juicio abreviado
Eugenio Curatola fue condenado, en un juicio abreviado, a cinco años y dos meses de prisión y su ex esposa Silvina Amestoy recibió una condena de siete años, tras un juicio oral, acusados de liderar una organización que estafó a más de 400 personas entre 2001 y 2005 por unos 90 millones de dólares. Durante la investigación también estuvo procesado Clemente Curatola, hermano del operador financiero, acusado de 90 casos de estafas reiteradas. Para el resto de los 17 acusados, se acordaron penas de tres años de prisión.
Silvina Amestoy, fue condenada, como «organizadora» de la asociación ilícita comandada por su ex marido al acreditar estafa en forma reiterada en 249 hechos» por más de 90 millones de dólares. Los fundamentos del veredicto se darán a conocer el próximo 30 de octubre. Además de la condena a prisión, la mujer fue inhabilitada por ocho años para ejercer la profesión.
Eugenio Curatola era un reconocido empresario, con experiencia en el mercado financiero. Hacia fines de 2001, en el medio de la crisis económica y social que atravesaba el país, creó la sociedad «Curatola y Asociados». Desde esa compañía, ofrecía invertir dólares en el «Forex», un mercado en el exterior cuyas ofertas, en aquél momento, no estaban autorizadas por la Comisión Nacional de Valores. Pero no cualquiera puede ofertar allí sino que debe haber un intermediario, un «Introducing Broker», que es nada menos que una sociedad en el exterior con permiso para ofertar.
Curatola creó, entonces, «Vanderbelt Management Group» o «Forexvan», que oficiaba de «broker» y que supuestamente era manejada por terceros. Desde allí, se realizaban, según lo que les decía el condenado a sus clientes, las inversiones en el Forex. El depósito mínimo para entrar en el negocio era de cinco mil dólares, aunque en el expediente constan inversiones de hasta 100 mil.
Según la investigación, Curatola y su entorno cercano crearon varias sociedades offshore, que operaban desde las Islas Vírgenes Británicas, aunque, como allí no se puede tener una sociedad física, se constituyeron también en Panamá. Ambos lugares son lo que se denominan como «paraísos fiscales».
Las inversiones, luego de ser depositadas en los paraísos fiscales, eran giradas a una cuenta en Bermudas y luego a varias cuentas que tenían en Estados Unidos. Como todo el dinero pasaba por ese país, se le dio intervención a las oficinas que el Tesoro de Estados Unidos y el FBI tienen en Argentina. Si bien se contó con la colaboración de ambas dependencias, nunca se pudo determinar dónde está el dinero.
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