
En diálogo con Radio Estación 102.5 y con motivo de la Semana Santa, el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Buenanueva, compartió una profunda reflexión sobre el significado de la Pascua cristiana y su importancia en la vida de fe.
Buenanueva invitó a los fieles a vivir estos días como “peregrinos de la esperanza”, en sintonía con el lema propuesto por el Papa Francisco para el Jubileo 2025.
“La Pascua es la fiesta cristiana más importante”, afirmó el obispo. “Es la celebración central de todos los cristianos, tanto católicos como protestantes y ortodoxos”. Este año, destacó, tiene un carácter especial: coincide la fecha de celebración entre los cristianos de Occidente y Oriente, algo que ocurre pocas veces y que refuerza el deseo de unidad entre las distintas iglesias cristianas.
Monseñor Buenanueva explicó el sentido del Triduo Pascual, que comienza el Jueves Santo y culmina con la Vigilia Pascual. “Es como una sola celebración que se desarrolla desde el jueves a la tarde, el Viernes Santo y culmina en la gran vigilia pascual que nos abre al domingo de resurrección”, dijo.
Al recordar la Última Cena, explicó cómo Jesús en el marco de la Pascua judía, transformó el ritual tradicional: “Sobre el pan dijo ‘esto es mi cuerpo que se entrega por ustedes’, y sobre la copa de vino, ‘esta copa es la nueva alianza que se sella en mi sangre’”.
En cuanto a las prácticas tradicionales como el ayuno y la abstinencia, el obispo subrayó su sentido espiritual: “Nuestro propio cuerpo sienta la nostalgia, el hambre de Dios”, expresó.
Recordó también con afecto las tradiciones locales, como la preparación de la clásica bagna cauda y los gestos de ayuno prolongado que aún practican muchas personas mayores.
El obispo también se refirió a la caminata de las siete iglesias que se realiza en San Francisco y otras localidades, práctica protagonizada por jóvenes pero que convoca a personas de todas las edades.
“Es como acompañar a Cristo en ese momento de Getsemaní, en la noche previa a su pasión”, explicó. El número siete, añadió, representa en la Biblia la perfección de Dios.
En cuanto al Vía Crucis, destacó que es una de las prácticas más convocantes del Viernes Santo. “Es realmente conmovedor ver cómo las personas, los chicos, los grandes, se sienten involucrados y tocados emocionalmente en la representación de la pasión y muerte del Señor”, expresó. Este año, el Vía Crucis de la ciudad será en la Plaza Cívica, culminando en la Catedral.
Al referirse al Jubileo 2025, Buenanueva subrayó el mensaje de esperanza que lo atraviesa: “Cristo es nuestra esperanza”, dijo. “La esperanza es esa fuerza interior que nos mantiene en pie o incluso nos levanta de tantas caídas que tenemos, sean personales, familiares o sociales”.
Llamó a vivir esta Semana Santa como un momento para renovar la fe y la confianza, especialmente en contextos complejos como el actual.
En el cierre, el obispo también celebró la próxima canonización de Carlo Acutis, el joven italiano que murió a los 16 años y es considerado un modelo de santidad juvenil. “Conquistó el corazón de los jóvenes, de los adolescentes, pero no solo”, afirmó. “Vivió el Evangelio en lo cotidiano: oración, Eucaristía, un tremendo amor a los pobres”. Destacó que Acutis ya es venerado en la diócesis de San Francisco, donde se conservan reliquias en la Catedral y en la parroquia de Arroyito.
“El requisito fundamental para canonizar a alguien es comprobar que vivió el Evangelio y las virtudes cristianas. Murió con olor de santidad”, explicó.
“Invito a todos a participar. Las celebraciones nos hacen mucho bien, y vamos con el deseo de buscar y encontrar a Jesús, que nos sale al encuentro en estas grandes celebraciones de la fe”.
La Semana Santa, entonces, se presenta no solo como una tradición que persiste, sino como un llamado a renovar la fe, a caminar juntos como comunidad y a mantener viva la esperanza.