
A Bongiovanni le practicaron varios estudios en los últimos días. La defensa pidió los mismos, para descartar indicios de que no comprenió la criminalidad de sus actos, pero las posibilidades se caerían. Se espera la elevación a juicio.
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Los familiares y amigos de María Eugenia Lanzetti aguardan que la fiscalía a cargo del Dr. Bernardo Alberione eleve a juicio en los próximos días el caso que tiene como único imputado a Mauro Bongiovanni, acusado de homicidio calificado por el vínculo.
Aquel 15 de abril, Bongiovanni, irrumpió en el jardín Estrellitas Traviesas y terminó con la vida de «Marita», su ex esposa, al frente de los alumnos.
Bongiovanni está detenido en la cárcel de San Francisco. Se conoció que en los últimos días se le practicaron varios estudios en diferentes centros de salud de la ciudad y otros en la capital Cordobesa.
Según comunicaron allegadas a la mujer temen que la intención de la defensa se base en encontrar indicios de que Bongiovanni no comprende la criminalidad de sus actos, para que se lo declare inimputable. En simples palabras, «hacerlo pasar por loco».
No obstante, los resultados de los estudios indicarían que el asesino de «Marita» estaría estable y era consciente de su accionar.
En los próximos días, el fiscal Bernardo Alberione culminaría de recolectar las pruebas y estaría en condiciones de que el proceso judicial se elevara a juicio, según había declarado a la prensa. A partir de allí, la defensa tendrá cinco días para expedirse al respecto o aceptar la elevación a juicio.
Todo se encamina a que el empresario reciba condena perpetua.
María Eugenia Lanzetti fue asesinada el pasado miércoles 15 de abril por su ex pareja, Mauro Bongiovanni, quien ingresó abruptamente a la guardería donde trabajaba y la acuchilló frente a sus alumnos.
Tenía 45 años y dos hijos adolescentes. Hacía dos décadas que trabajaba en la guardería municipal que funciona en el centro vecinal de Barrio Jardín, en la ciudad de San Francisco.
María Eugenia llevaba más de un año separada de su ex pareja. Bongiovanni es un empresario reconocido de la ciudad. Por hechos de violencia anteriores, la mujer ya había presentado denuncias contra el agresor, había conseguido una orden de restricción e incluso tenía asignado un botón antipánico, que nunca llegó a accionar. Las amigas y familiares aseguran que la justicia no la protegió como debía.