
En una vieja casa que fue desmontando y reconstruyendo pieza por pieza, Juan José Flesia dio forma a un espacio único en la ciudad. Mecánico de alma y coleccionista por pasión, Flesia es una de las figuras activas de la Asociación de Autos Clásicos de San Francisco, y su taller-refugio es hoy punto de encuentro habitual para aficionados al mundo motor y objetos antiguos.
La historia de su colección se remonta a la infancia. Con tíos mecánicos y un abuelo ligado al trabajo en defensa agrícola, el interés por lo técnico y lo histórico tomó forma desde temprano. “Tenía cosas antiguas por todos lados, hasta que un día conseguí este lugar”, cuenta Flesia. Desde entonces, ha reunido autos, herramientas y piezas mecánicas que datan de diversas décadas. Entre ellas, se destacan taxímetros, carburadores, bocinas, radiadores, relojes de tablero y volantes de autos antiguos, además de componentes como el múltiple del 380W o tableros del Torino.
El espacio, que incluye una zona gastronómica y una máquina de café siempre lista, se activa especialmente los sábados, cuando amigos y colegas del rubro se acercan a compartir charlas y revisar manuales. “Los sábados me pongo aquí, prendo la máquina de café, siempre viene algún amigo, charlamos, vemos manuales de autos antiguos”, resume.
Gran parte de las piezas que conserva llegaron a través de donaciones. “La gente te va dando cosas, y yo las exhibo. No se venden ni se mueven de acá”, asegura. Aunque hay elementos de alto valor histórico, Flesia destaca el componente afectivo por sobre el económico.
En paralelo a la vida en su espacio personal, Flesia participa activamente en las actividades de la Asociación. “Todos los meses hacemos una salida a otros clubes de rally. Hacemos la regularidad y después ellos nos visitan”, explica. Las salidas se realizan los segundos domingos de cada mes a localidades vecinas. Además, se organizan encuentros más extensos, como el Rally de la Pampa, y visitas a eventos en ciudades como Mar del Plata, Balcarce, Villa Mercedes y San Luis.
Uno de los próximos objetivos del coleccionista es poner en marcha un Ford T de 1923, actualmente guardado en otro galpón. “Es el auto más antiguo que hay en San Francisco”, afirma, con la intención de tenerlo funcionando para el rally local que se realizará durante la primera semana de agosto.
El movimiento de autos clásicos en San Francisco no se limita al espacio de Flesia. Según detalla, hay al menos cinco lugares similares en la ciudad donde se realizan reuniones y encuentros vinculados a esta pasión por lo antiguo. Entre piezas mecánicas, historia automotriz y cafés compartidos, se va tejiendo una red que mantiene viva la memoria del automóvil y su cultura en la región.
