El Dr. Osvaldo Rubiolo, psiquiatra y psicoanalista, ofreció un análisis detallado sobre las causas de las separaciones de pareja en la actualidad y sus efectos en los hijos.

Osvaldo brindó una visión integral de los problemas contemporáneos en las relaciones de pareja y su impacto en los hijos. Destaca la necesidad de un manejo consciente y respetuoso de las separaciones para minimizar el daño emocional en los más vulnerables: los niños.

Rubiolo destacó que «las separaciones hoy están dadas por múltiples problemas, no hay un solo problema». Mientras que hace 10 o 15 años las infidelidades eran la principal causa, actualmente predominan los «desencuentros» y la «falta de entendimiento» en las relaciones.

Según el especialista, uno de los factores clave que deterioran una relación es el sentimiento de que «el otro no le da lo que desea». Esto se traduce en reproches y recriminaciones constantes, que pueden escalar a situaciones de agresividad verbal y física. Este ambiente tenso afecta gravemente a los hijos de una pareja, quienes a menudo son testigos de estas dinámicas conflictivas.

El experto subraya la importancia de proteger a los hijos de estos conflictos: «Lo más conveniente para los hijos, por más que después en un tiempo tengan un sufrimiento, es el distanciamiento de la pareja». Esto evita que los niños vivan en un ambiente de constante tensión y maltrato, lo cual puede tener repercusiones duraderas en su desarrollo emocional y social.

Además, Rubiolo mencionó que «Lo que en algún momento era un gran anhelo de amor y de encuentro, si el afecto falla, se convierte en un escenario de reproches y agresividad continua», explicó. Esta dinámica negativa puede influir en los hijos, afectando sus vínculos sociales y futuros patrones de relación.

En cuanto a la reconstrucción de la confianza tras una traición, Rubiolo fue claro: «Es extremadamente difícil que se pueda reparar una situación así».

Finalmente, abordó el tema de la dependencia emocional, señalando que algunas personas, tras una ruptura, buscan inmediatamente el resguardo de otra persona. Esto, según él, se debe a inseguridades arraigadas en la infancia.

«No es ningún mito, hay personas que no pueden estar solas», afirmó, añadiendo que Freud decía que nunca estamos realmente solos, ya que nuestro inconsciente siempre está presente.